Sabida es la fricción existente entre empresarios y administraciones tributarias. Hasta existen tips para mantener a esta última lejos. Sin embargo que tan desfavorable puede ser que a nivel institucional, las fricciones empiecen a ventilarse, y demandarse abiertamente una pausa reflexiva en "la contienda".
Hoy se público que el presiente de la Confiep, en la conferencia Perumin2013, insto a la jefa e la Sunat a realizar un mayor esfuerzo respecto de la "neutralidad y la razonabilidad" con la que la institución desarrolla sus actividades. Ello bajo premisas de que el sector empresarial no es el sector informal de hace varias décadas, y que ahora ven a la Sunat como el enemigo.
A respecto debemos tener en cuenta que la situación de que el sector empresarial haya disminuido en informalidad no es seguridad de que no existan rezagos de ella, o puntos claroscuros en el manejo de la actividad económica ("guardar pan para mayo"). Es decir las políticas de aumento de la presión tributaria deben continuarse,El problema reside, en la forma y el como; es decir va más por la segunda demanda.
Dentro de la enemistad que se esta forjando (o que ya se estableció) meter a todos los empresarios en un sólo cesto, no es preciso. Es decir, existen empresarios y empresarios (como los que representa Confiep y los que no, pero en todo caso también se benefician de su labor). La primera diferencia legal que se observa es la distinción de Principales Contribuyentes (Pricos) y otros.
Así se observa en otros países (desarrollados) que los titulares de empresas de gran escala no se hacen problemas con la visita de auditoria tributaria; mientras que son los subordinados los que luchan por cada reparo.Es decir las cabezas de las instituciones no son inmutados al conflicto natural que supone que ambas partes hagan su trabajo (contador de la empresa vs. auditor asistente).
Este situación no puede observarse en empresas pequeñas donde gerente y/o administradores, y/o asistentes comparten el mismo espacio separado sólo por cubículos. Mucho menos en empresas micro donde todo lo hace una sola persona. En estos escenarios la fricciones tienen todas las circunstancias a su favor para trascender.
A manera de conclusión, si bien dice el conocido adagio "el que nada debe nada teme", las relaciones humanas, positivas o negativas, siempre trascienden. Lo cual nos lleva a sostener que un principio jurídico de deber de colaboración debiera ser reconocido de manera bilateral, como un refuerzo más a los aspectos subjetivos del derecho al debido proceso.
Asistente de Investigación Tributaria
Departamento Fiscal-Tributario del
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