Recuerdo allá por el año 1998 cuando me enseñaban contabilidad con las grandes hojas de contabilidad que debíamos llenar a mano las cuales eran casi el doble de las carpetas universitarias.
Mucho han cambiado las cosas desde esa época, poco a poco la contabilidad se fue digitalizando y por ende la tributación, conforme lo exigen los tiempos modernos y las tendencias de disciplinas más informáticas, tales como la economía y las finanzas.
Lamentablemente, en algunos casos la digitalización de algunos contadores ha dejado mucho que desear en cuanto al uso adecuado y esperado de las hojas de cálculo usadas como simples tablas "muertas, estáticas y desvinculadas" para presentar datos contables.
Afortunadamente los economistas y financistas han insistido en la tendencias de la información global y digital, y estas tendencias han llegado a la tributación saltándose a la contabilidad "básica" de registro de libros contables.
Por ello se tienen aplicativos informáticos netamente tributarios, para realizar las declaraciones, pagos y diversos trámites y declaraciones. Incluso en los grandes contribuyentes, se permite o exige la gestión de cierta información tributaria de manera continua y con bastante frecuencia.
Si bien siempre han salido aplicativos contables privados, usualmente de software cerrado y/o con un precio de mercado, saltándose las bondades de un software libre, una hoja de cálculo o un programa de base de datos.
Así en los años 2000 y siguientes, ya varias empresas comenzaron a digitalizar progresivamente sus registros contables, aunque con algunas particularidades. Por ejemplo, el registro "original" era físico y posteriormente esa información se digitalizaba siendo dos procesos redundantes. O bien, se generaba o adquiría un programa contable para el registro de operaciones y paralelamente se registraba físicamente dicha información, con o sin fines de comprobación de información.
Sea como fuere no se trataba de una digitalización propiamente dicha sino una digitación hacia medios informáticos, a excepción de las bondades de los programas informáticos, pero que se perdían por tener usos distintos o provocar gestiones paralelas de información, y generadores de riesgo de inconsistencias en los subsiguientes análisis financieros.
Claro, las grandes empresas han evolucionado más que esos, aunque algunas las microempresas y pequeñas, siguen en un registro contable no sólo manual sino precario y poco práctico para una buena gestión y análisis financiero.
A diferencia de dicho carácter privado de la contabilidad, la potestad tributaria del Estado ha permitido acelerar (a la fuerza) y democratizar esta evolución hacia la digitalización e incluso hacia la ubicación virtual de la contabilidad desde el registro inicial.
Desde el Programa de Libros Electrónicos, la codificación de campos para los Registros Electrónicos y los recientes Registros de Ventas, Ingresos y Compras en SUNAT Operaciones en Línea (SLE-SOL), hacen que la mecánica de registro contable de fines de los años 90s sea una suerte de edad de piedra. Una era que aún persiste en algún sector de los contadores, los cuales, en ciertos casos, sólo se limitan a delegar este manejo de información a los ingenieros de sistemas o gestores de bases de datos informáticos.
Felizmente no todos los tributaristas son contadores, algunos son abogados (aunque valgan verdades poco o nada pueden hacer en este tema) y otros son economistas. los cuales traen consigo estas tendencias más virtuales y globalizadas.
Esperemos que ahora sí los contadores se den cuenta que es necesario que adecuen a las nuevas tendencias, en particular el registro virtual y en línea de libros contables (con posibilidad de descargarlos claro), así como la utilización de hojas de cálculos interrelacionadas, a manera de modelos matemáticos contable-financieros, dinámicos y en línea.
Ello es debido a que son ellos, en realidad, los legítimamente autorizados por ley para el adecuado registro contable, así como su "validez" o "conformidad", y no los demás profesionales, más aún cuando esta información tiene efectos tributarios y financieros de importancia e incidencia jurídica para la relación de las empresas con el Estado, así como con terceros.
Socio. Jefe del Departamento Fiscal y Tributario
Respecto del tema en cuestión he escuchado de boca de muchos contadores a quienes respeto la siguiente frase recurrente: "¿Por qué la SUNAT tiene que decirnos como hacer nuestro trabajo?". Expresión que me ha llevado, ipso facto, a contraponer en expresiones jurídicas el malestar de dichos contadores con la imposición del método de trabajo por parte de la Administración Tributaria.
ReplyDeleteTenemos así que de un lado se encuentra la libertad profesional de los contadores, fijada en la elección del método de trabajo que utilizan los mismos para ofrecer sus servicios, una cuestión relacionada con la leyes económicas de la oferta y la demanda; y de otro, la potestad tributaria para fijar los procedimientos sobre los cuales se realizará lo que en términos sencillos vendría a ser la tributación.
Sin perjuicio de que dicha potencial pugna pueda agotarse en lo que denominaríamos respuestas evidentes - posición que no compartimos-, tales como: "el interés superior del deber de contribuir" desde el plano jurídico o "el castigo del mercado a los profesionales que no se adaptan a las reglas del juego" desde el plano económico; lo que no se puede negar es que se requiere, y de manera muy urgente, simplificar en términos de eficiencia la información contable a efectos tributarios y no tributarios.
Para ello, ni los contadores deben negarse a "evolucionar" ni la Administración debe considerarse infalible en sus métodos contables.
El problema comienza por la poca o nula participación en la evolución de la profesión del contador, a cargo del Colegio de Contadores, así como la restrictiva visión de la formación que incluye de manera muy superficial el estudio completo de las tendencias internacionales de la contabilidad. Los principios generales de contabilidad, expresados así, ya son historia antigua. Y el desarrollo de esa actividad contable es internacional, y para acceder a ella se necesita (por lo menos, de la forma más rápida) el medio virtual.
ReplyDeletePor lo tanto, desde un punto de vista académico, ya es muy discutible afirmar que los contadores estén haciendo su trabajo de investigación, distinto al trabajo operativo, pero que tiene efectos en el mismo, para su perfeccionamiento y actualización.
Al igual que la libertad de las personas, la libertad profesional no es absoluta, o dicho de otro modo, no pueden usarse como argumento para no desarrollarse ni evolucionar. O bien, aceptemos que se piense así en Perú, pero definitivamente no se acepta de ese modo en otros países, así que pensar que Perú tiene el liderazgo académico jurídico o la legitimidad suficiente para decidir que están haciendo un buen trabajo comparativamente a otros países, es muy complicado.
En realidad, tal como se trata indicar del artículo, la SUNAT ha actuado ante la inacción del gremio contable peruano, bien o mal, crudo o amable, y así como concluye dicho documento, los que tienen la legitimidad "interna" para decidir sobre lo mejor que les corresponde, es necesario que despierten, que sean una voz, por ejemplo el ICAC español. Y claro, no debe olvidarse que muchos de los tributaristas de SUNAT son contadores, no son profesionales distintos por decirlos así, por lo cual ya depende de una suerte de trabajo conjuntos con sus propios colegas, cosa que ha faltado en estos últimos años. Este problema no es exclusivo de esta profesión.
Finalmente, el tema de la simplificación de un sistema tributario es relativo. El nivel de complejidad depende del nivel de conocimientos y habilidades de los tributaristas u operadores de la tributación o contribuyentes, así como la costumbre histórica de un país. No sé si sea contrario a tu percepción, pero Perú tiene uno de los sistemas tributarios más simples en el mundo occidental. Otra cosa es que justamente, la poca o distinta preparación de los tributaristas provoque se generen problemas adicionales a los que debería existir, o que se generen problemas de interpretación por la brecha del conocimiento, entre otros.
Lo ideal sería tener una comparación entre quién tiene la mejor preparación para realizar las modificaciones e innovaciones o importaciones contables internacionales, y no quien es peor que quién. Si por eso fuera, no estaría en este país.